jueves, 18 de marzo de 2010

Los niños y la política en México.



Adriana G. Alonso Rivera

Aunque dentro de la lógica imperante en nuestro país, pensar en “democracia” signifique remitirse automáticamente a cuestiones únicamente electorales, no debemos olvidar que en teoría, es precisamente “desde la ciudadanía” que la democracia debe construirse. Sin embargo en la práctica la condición ciudadana se encuentra reservada a aquellos que cumplen con ciertas características como haber cumplido 18 años de edad.

En ese sentido los menores se encuentran no solo excluidos sino completamente limitados en lo que a la participación y construcción de la vida democrática respecta. Para no bastar con eso, las pocas labores didácticas en términos cívico-políticos impulsadas por el gobierno federal, se han encargado de introducirlos en esta reduccionista lógica en la que únicamente la urna y el periodo electoral encarnan la participación, lógica en la que encuentra sustento nuestro híbrido y precario modelo democrático.

Tal pareciera que el cometido es seguir formando súbditos más que ciudadanos.

¿Están los niños y adolescentes al margen de lo que pasa en el país?

Bien sabido es que para tomar parte hay que informarse. Entonces habría que preguntarse qué tan informados en términos políticos se encuentran nuestros niños.

Un estudio realizado durante el presente año a 45 alumnos de cuatro escuelas primarias y secundarias, públicas y privadas en el Distrito Federal, a cargo del profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana Octavio Nateras Domínguez, reveló que el nivel de información política que tienen los niños y adolescentes que cursan entre el cuarto año de primaria y el tercero de secundaria es bajo (52.2 por ciento), sin importar la escuela (pública o privada) a la que asisten ni el estatus socioeconómico de sus espacios familiares.

Cualquiera podría creer que la alta exposición de los menores a los medios masivos de comunicación (Televisión 99 por ciento, Radio 76.5 por ciento, periódicos 56.8 por ciento de las menciones) podría ser un importante factor de obtención de información política, sin embargo estos distan mucho de fungir como medio informativo y mucho menos educativo en estos términos.

Percepción política infantil.

Ahora bien, poseer un nivel bajo de información en torno al acontecer político no significa que nuestros niños carezcan de opiniones, el mismo estudio señala que en

este sector de la población existe una representación colectiva negativa del sistema político mexicano, pues los niños consideran que actualmente las instituciones no resuelven los problemas más apremiantes del país.

Concretamente refieren una valoración negativa en torno al pasado (53.3 por ciento), presente (52.1 por ciento) y futuro del país (30.0 por ciento) en general y en términos políticos y económicos, pues estiman que además de “estar mal” no hay acciones adecuadas por parte del gobierno y las instituciones.

Como problemas relevantes reconocen la drogadicción (81.3 por ciento), corrupción (80.1 por ciento), narcotráfico (78.6 por ciento), inseguridad (77.9 por ciento), contaminación (77.5 por ciento), pobreza (71.0 por ciento), injusticia (66.2 por ciento) y desempleo (62.5 por ciento), y para cada problemática señalan como responsables a entidades gubernamentales y a los poderes de la Unión y consideran que en ellos debería estar la solución.


Yo recuerdo, estimado lector, que en los tiempos de mi infancia (aquellos de partido hegemónico y presidencialismo exacerbado) solían preguntarnos a los niños ¿qué deseábamos ser de grandes? Y la respuesta de muchos era “presidente de la República”. Actualmente, en tiempos marcados por la “cultura de la simulación democrática” la ingobernabilidad, la apatía y el descontento ciudadano hacia las instituciones, yo no estaría muy segura de que continúe siendo esa la respuesta.

Es claro que los incentivos a la cultura cívico-política y la participación ciudadana no son para nada una preocupación gubernamental pues se encuentran controlados y limitados por inercias y costumbres del antiguo régimen. Los niños y adolescentes Mexicanos, los ciudadanos del futuro, son sensibles a esta problemática y por ende la falta de mecanismos de expresión e intervención en la cosa pública, se traduce en ellos, al igual que en los adultos, en apatía y descontento.

Si resulta evidente que ni por parte del gobierno ni de los medios de comunicación, ni de las instancias educativas existe interés en modificar los resultados arrojados por este tipo de estudios, entonces debe resultarnos más evidente aún que es nuestra tarea como ciudadanos educar a las nuevas generaciones en términos políticos.

Pero, ¿cómo dar lo que no se tiene?

No se fracasa si existe un comienzo.

4 comentarios:

Malinata dijo...

Con agrado encuentro un blog que tiene un estudio de uno de mis profesores de la UAM, y con mayor agrado también encuentro tu desmenusamiento del mismo.
Considero que la crisis política del país no es contemporánea sino el resultado de, por un lado, un pasado de miedo, consecuencia del autoritarismo e impositivismo y por el otro, la que ya bien señalas apatía actual por un desencanto y descontento que si bien antes era hasta peligroso expresarlo, ahora por la apertura, se expresa tanto quese cae en la incredibilidad.
También creo que como adultos más o menos jóvenes, tenemos la responsabilidad de informar a nuestros hijos pequeños, sin este afan de hacerlos indiferentes a lo que acontese, pero tampoco sembrándoles ideas personales y utilizando un ejemplo, es como la religión, en uno está mostrarles las posibilidades, en ellos, tomar partidos literalmente.
Aun así, también considero que tus dos entradas, esta y la de los diputados son causa y consecuencia. ¿Cómo tener tendencia, credibilidad, participación si no se cree en los que nos gobiernan?
Un saludo y un placer leerte

Tgrika dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tgrika dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tgrika dijo...

Mil gracias Malinata por tus acertados comentarios :)